jueves, 2 de octubre de 2008

LAS VISITAS INOPORTUNAS

Me parece que todos hemos pasado por el momento en que a veces cuando estamos más descansados en nuestra casa, con la ropa más cómoda y con la actitud más relajada llega de repente una visita no anunciada que nos cambia la vida, que muchas veces no estamos preparados para recibir y en lo que vamos a abrir la puerta vamos haciendo esfuerzos internos para que el visitante no se dé cuenta de que su visita no es oportuna.

Todos llevamos una vida muy estresada y lamentablemente a veces tenemos hasta que planificar las visitas; si así lo hiciéramos, ambas partes participaríamos mejor y disfrutaríamos más los encuentros.

A veces pensamos sorprender gratamente al amigo, pero éste no está en sintonía con nosotros, situación que le quita el encanto a la visita.

He aquí algunas sugerencias:

  • Siempre avise previamente, si es posible antes de aparecerse.
  • Si tiene niños, debe estar bien seguro (a) de que la persona a quien va a visitar le agradaría que lo visitara con ellos.
  • Pienso que nunca debe aparecerse de sorpresa a la hora de comida sin haberse anunciado.
  • Nunca se aparezca a altas horas de la noche, si sabe que las personas trabajan.
  • Una vez esté de visita, no agote a los visitados extendiendo su charla más de lo debido.
  • Si llega a la casa y no se ha anunciado por teléfono y ve que la puerta está cerrada, no es prudente que toque la puerta, pues tal vez significa que esas personas se retiraron porque no quieren visitas.
  • No se ofrezca para visitar, espere que lo inviten.

Naturalmente, hay visitas que siempre son bienvenidas, no importa en el tiempo y en las condiciones en que vengan; son personas especiales que la vida ha puesto en nuestro camino.

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